LO NUEVO

NO DES TODO LO QUE TE PIDAN


Todos tenemos en nuestras vidas personas que solo nos buscan cuando necesitan algo. Incluso, hay algunos que se sienten con todo el derecho de pedirnos cosas a cambio de nada ya sea porque son familiares y creen que la "sangre manda" o porque el vinculo que los une rige y es una obligación moral asumir, callar y otorgar. Sin embargo, en todas las relaciones debe reinar la reciprocidad y el respeto que nace desde el corazón, sin imposiciones. 

Vivimos en una sociedad donde se suele ver a la familia como un modelo de bienestar afectivo, pero esto no siempre es así. De hecho, es en los círculos familiares donde más se concentra el dolor anímico y las decepciones. La idea de pensar que dar amor a cambio de nada es sinónimo de felicidad, está equivocada. El acto de dar amor debe ser reciproco, de lo contrario caeremos en un abismo de tristeza y desilusión.


Muchas veces, desafortunadamente, sólo conocemos de verdad a las personas que nos rodean por cómo nos tratan cuando ya no nos necesitan y ¡vaya! que nos decepcionan. El verdadero problema reside sin duda en esa "comodidad" que existe en las relaciones afectivas o familiares, de creerse con todo el derecho de pedir casi cualquier cosas, sin importar que a la otra persona le cueste incluso su autoestima. 

Así que antes de ceder sin pensarlo demasiado y que luego no te arrepientas, aplica esta estrategia: da sólo lo que necesitan de verdad. No permitas que te pidan cosas que ellos mismos pueden hacer, aprende a decir no. Si te piden apoyo económico, ofrécele lo que esté acorde a tus posibilidades, no a sus exigencias. Haz que respeten tu tiempo, tus necesidades y a ti. 

Dar a los demás lo que realmente necesitan no es ser egoísta, es actuar con sabiduría y equilibrio. Valorar y analizar lo que otros necesitan de forma objetiva y actuar en base a eso. No permitir imposiciones. 

La reciprocidad es recibir, agradecer, multiplicar y devolver lo que nos han dado. Y a pesar de que todos sabemos qué es la reciprocidad, no la reconocemos como un bien precioso y una forma de vida. Por el hecho de ser familia o ser pareja de alguien no significa que se está en el derecho de pedir, exigir e incluso dar por sentado que los demás deben estar siempre. 

El acto de amor no es sólo un sentimiento, es un arte que no todos saben practicar. Así que no es la sangre o los vínculos los que edifican las relaciones, sino el respeto y la reciprocidad. Es por esto que uno de los primeros aspectos que identifican los psicólogos en las parejas infelices es la ausencia de reciprocidad. Esto se debe a que uno de los miembros de la pareja asume un rol dominante y de superioridad donde se rompe el acto de dar y recibir.


Todos tenemos necesidades que deben ser satisfechas y en la medida de lo posible debemos ser capaces de cubrirlas por nosotros mismos sin esperar que otros lo hagan. Esto es madurez. En muchos casos, en las relaciones personales, necesitar es igual a depender. Así que es esencial saber diferenciar entre las peticiones razonables y las egoístas.

Debemos ser sensibles a las necesidades de los que nos rodean de una forma objetiva pero cercana. Esto nos dará mayor seguridad y equilibrio.


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